Viajar con niños - Londres

El viaje a Londres surgió, en un principio con la idea de visitar a unos amigos. Pero Paula hizo que a  las ganas por ver a nuestros amigos se uniera su ilusión por ver los lugares que aparecen en su libro Rolf y Flor en Londres.
El viaje comenzó el viernes temprano, ya sólo la excursión en el aeropuerto hasta llegar a la terminal A para la peque es toda una aventura.
El vuelo salió con un poco de retraso y llegamos a las 11 de la mañana (hora local) al aeropuerto de Gatwick en Londres.

Yo ya tenía reservado el tren hacia la estación Victoria, así que sólo había que localizar la estación que está en la terminal y esperar.
En la estación nos esperaba Laura para guiarnos donde residen ellos, Canary Wharf, primero metro y luego DLR. El DLR es como el metro pero exterior y si vas delante con el conductor es una especie de montaña rusa. Y como no, Paula se abonó en todos los trayectos a los asientos delanteros.
Canary Wharf es uno de los barrios que ha crecido al rededor de los canales del río Tamesis. Allí tuvimos una sorpresa, había una foca (o algún mamífero de su especie) que ha entrado en los canales y se deja ver de vez en cuando.

Después de reponer fuerzas, decidimos que esa tarde iba a ser "la tarde de las compras", así que nos fuimos a Oxford Street a pasear.
La primera parada fue en The Toy Store, una juguetería de dos plantas donde se puede tocar los juguetes y tienen demostraciones de sus productos. Para fans de Star Wars había una exposición de cascos, que se podían comprar, y también se podía personalizar el casco de las Tropas Imperiales a tu gusto.

A Paula le hicieron un tattoo sin agua y con mucha purpurina que aguantó casi una semana, y también tocó nieve artificial.

Esta tienda es de esas en las que estarías horas y horas descubriendo cosas nuevas y donde lo comprarás todo, así que estuvimos el tiempo justo para no enamorarnos de nada y salimos huyendo...
La siguiente parada fue en UNIQLO, tenía ganas de visitarla por que esta temporada han colaborado con Liberty London, creando prendas muy coloridas.

Yo me compré una camiseta, Paula un vestido y un short y el papá una camiseta. La verdad es que UNIQLO es una de esas tiendas que me gustaría que estuvieran en Mallorca o en España por lo menos. Sus prendas son de muy buena calidad, atemporales y con buen precio.

La tarde la acabamos por Carnaby Street, hice mi visita obligada a la tienda de Irregular Choice y sus zapatos irreverentes. Esta tienda siempre me saca una sonrisa y el pensamiendo de "¿Quien se comprará estos zapatos?".

Agotados del día de paseo, volvimos a casa. Paula que no había querido sentarse en el Metro al lado de un extraño, iba tan cansada, que le daba igual, sólo oteaba a ver si se quedaba algún sitio libre para poder descansar un poquito.

El sábado lo comenzamos el día con el Big Ben de fondo.

Íbamos de camino al London Eye por que la peque quería montarse. Yo tengo mucho vértigo y evito las alturas, así que para la aventura de esta gran noria Paula contó con su padre.

Fuimos a comer por la zona de Picadilly a un japonés (al final del post os pondré los restaurantes que visitamos) y después del descanso nos encaminamos al British Museum, esta vez en autobús.
Paula quería hacer todo lo que sale en el libro que ya he mencionado, Rolf y Flor en Londres, ir en el Bus de Jimmy y visitar la sala de los 100 Relojes del museo, así que sus deseos se cumplieron.

Antes de entrar al museo tocó foto en una de las cabinas de la ciudad, iba como loca en hacerse una foto dentro de ellas.
t

Dentro del museo no hicimos fotos, bastante había con buscar la sala, subir y bajar escaleras, e intentar explicar a la peque las cosas que íbamos viendo. Tuvimos una sorpresa genial, un grupo de batukada toco en la sala central del museo, todo retumbaba y Paula no nos dejó salir de allí hasta que no acabaron.
Al salir nos dirigimos a Covent Garden para reponer fuerzas y seguir paseando por la zona. Así que andando y andando llegamos otra vez a la orilla del río, cerca del trabajo de nuestro amigo. Allí había un parque precioso lleno de tulipanes en flor, donde no pudimos evitar hacer alguna foto.

Y de ahí para casa, a descansar. Paula iba cansadísima, no está acostumbrada a andar tanto. Hicimos una media de 11km diarios y para ella es mucho.
Para el domingo teníamos dos visitas, a Mudchute Farm y a Greenwich, ya que nuestro vuelo salía por la tarde y debíamos coger el tren a las 6 para ir a Stansted.
En la granja encontramos desde ovejas a llamas. Resulta que funciona a base de voluntariado y donaciones, y parece que muy bien. Si entráis en su web, veréis las diferentes actividades que realizan (hasta tienen su propia lana) y es una visita interesante para realizar con niños.
No os he comentado que pillamos un fin de semana en Londres sin lluvia, y con temperaturas de 24 grados de media. Así que todo el mundo salió a la calle a que le diera el sol.
Nos encaminamos hacia Greenwich. Había muchísima gente por todos lados así que sólo dimos un paseo por la zona.
Lo primero que te recibe en el Cutty Stark convertido en museo. Impone ver el barco elevado rodeado de cristales para que puedas observarlo integramente.

Seguimos paseando por toda la zona, y subimos donde está el famoso meridiano de Greenwich (había mucha gente esperando para verlo, así que disfrutamos de las vistas) .

Y después del paseo, y del calor, nos fuimos a comer, a descansar y al aeropuerto!
Llegamos a las 12 de la noche a casa reventados del fin de semana intenso, pero con ganas de repetir y de descubrir más lugares.

Y aquí os dejo los restaurante donde comimos:
Carluccio's Kids Friendly con menú de niños, pinturas y juegos.
Shoryu Ramen No hay menú para niños pero sí platos que pueden comer.
Byron Hamburguers Kids Friendly con menú de niños, pinturas y juegos.