La gestión de la frustración y detección de problemas

Es semestre estoy cursando una asignatura de Máster que es como motivar en el aula, y he de realizar una práctica donde se han de reflejar los sentimientos y acciones que se realizan ante un fracaso o un éxito.

Lo que nos hacen notar son varias cosas. Ante un fracaso o una decepción tendemos a pensar por ejemplo que:


  • Ha sido mala suerte.

  • Ha sido producido por un factor externo (no nos han motivado suficientemente).

  • Hemos dado todo lo que podíamos y aun así no hemos conseguido el éxito.

  • No nos hemos esforzado al máximo (muy pocas veces somos auto críticos)





Como podéis observar la mayoría de los ejemplos van dirigidos a auto exculparnos de haber fallado, casi siempre encontramos la excusa perfecta para justificar el fracaso.

Todos hemos sido estudiantes, y todos hemos puesto la excusa de "ese profesor me tiene manía" o "la asignatura es aburrida o densa o no me gusta".

Cuando tienes un adolescente (o pre adolescente) en casa también debemos ayudarles a gestionar estos fracasos y hacerles ver que la mayoría de las veces el problema no es externo (asignatura/profesor) si no interno.

Una de las formas es preguntarse hasta que punto el problema que ha originado el suspenso lo podemos controlar nosotros o no.

Os pongo dos factores de ejemplo:


Que la asignatura sea atractiva--Es un factor externo que en principio no podemos controlar.


Nivel de materia estudiada--Es un factor propio que se puede controlar.


En el primero de los casos parece que es tema del profesorado hacer que el temario atraiga a los alumnos, pero si detectamos que no es suficiente con eso, en casa podemos ayudar buscando elementos que hagan atractiva a la materia. Por ejemplo: vídeos tutoriales, libros que cuenten los temas de manera diferente, etc. No estoy hablando de meterse en el trabajo pedagógico del docente, si no en buscar material complementario que pueda despertar la curiosidad del estudiante. Para buscarlo, lo ideal sería consultar al responsable de la asignatura para que nos orientara con los materiales a seleccionar.


El segundo caso puede ser más conflictivo. Se puede tener la sensación de dominar toda la materia y aun así no aprobar un examen. Un mal día lo puede tener cualquiera o simplemente que la manera de ser evaluado no refleja los conocimientos adquiridos o que en realidad no se había estudiado lo suficiente. Si el problema no ha sido un mal día, lo mejor es hablar con el docente y ver como se puede reflejar realmente los conocimientos del alumno en la evaluación.


Aprender a gestionar y detectar un problema no es tarea fácil. Los adolescentes tienden a culpar al resto del mundo por sus males (me tienen manía, el profesor no me atrae, la asignatura es aburrida, he tenido mala suerte...) o a magnificar sus carencias (soy un inútil, por mucho que estudie no apruebo, etc.). Por eso se ha de ayudar a canalizar la frustración y a identificar los verdaderos problemas. Para ello padres y docentes hemos de colaborar dotando de estrategias útiles para ello y sobre todo generando diálogo con ellos, para conocer sus problemas de primera mano.


Ya sé que parece que es una utopía, que un adolescente hable y gestione, pero si desde pequeños los orientamos a buscar ayuda y a ser comunicativos, aunque durante la adolescencia se cierren, no costará tanto que nos cuenten lo que les sucede.


¿Cuando eráis jóvenes reaccionabais así ante un suspenso? ¿Sabíais detectar el verdadero problema?

¡Saludos!

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Sobre mí

Hola! Soy una mamá informática que no para quieta. Este blog es un reflejo de todas mis aficiones. Espero que lo disfrutéis.

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